Esta caja guardapañuelos es una de las cosas que había dejado a medias hacía tiempo y, en estos días, he terminado.
Es una caja de madera comprada en los chinos, de lo más sencilla, pero que, una vez pasada por el famoso taller de chapa y pintura (jajaja!!!) ha cambiado su aspecto, se ha refinado...
A los laterales les he ido pegando los trozos de servilleta enteros, recortando con los dedos por la parte donde terminaban las flores y éstas asoman por la parte superior.
Las rosas de dicha parte superior, que enmarcan el agujero ovalado por donde sacar los pañuelos, las he recortado también con los dedos, pero separadas del resto, cada una por su lado.
El alrededor del agujero ovalado lo he pintado con acrílico en blanco antigüo, para igualar con la parte que lleva servilleta, ya que justo ahí no hay flores.
El resto ya lo sabeis: dos manos de alkil (secando entre ellas), una de craquelador Vallejo y pátina de cera y betún de Judea.



Esta servilleta me está dando mucho juego; ya he hecho una frasca, un atril y ahora esta caja.
La verdad es que es preciosa y muy elegante.